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A los coches eléctricos se les achaca, de forma injusta, que generan más emisiones en su fabricación. Pese a ello, el potencial de los eléctricos puros para lograr la neutralidad de carbono no puede igualarse con ninguna otra tecnología. ¿Qué ofrecen en la actualidad y qué margen de mejora poseen?


El nuevo híbrido de Volvo combina un motor eléctrico con uno de combustión con tecnología Drive-e, ofreciendo máxima potencia y mínimo consumo. Explora las características del XC40 con motor T5 Twin Engine.

Poco a poco, la industria de la automoción va asumiendo un desafío que ha hecho temblar los cimientos del sector. Y es que en la concepción del cambio de movilidad no basta con planificar el lanzamiento de una gama electrificada. Resulta preciso abordar una estrategia global que alcance los muchos detalles del complejo oficio.

La estrategia de Volvo nos sirve de referencia. Apuestan por una electrificación total. En 2025 la mitad de sus ventas serán 100 % eléctricas. Cinco años después, en 2030, solo se lanzarán eléctricos puros. Sin embargo, el coche eléctrico es «solo» la punta del iceberg.

Del aerogenerador a la rueda

Estas metas relacionadas con la electrificación forman parte de un plan más amplio que persigue la neutralidad climática llegados a 2040. ¿Qué significa esto? Conseguir anular y compensar las emisiones de dióxido de carbono netas derivadas de su actividad como fabricante de automóviles.

En este contexto, el coche 100 % eléctrico no solo cobra sentido, sino que se antoja como la única opción viable que encaja en el plan. Las cero emisiones que ostentan durante su conducción modelos como el Volvo XC40 Recharge Eléctrico Puro o el Volvo C40 Recharge constituyen un beneficio histórico al tránsito, sobre todo en vía urbana.

Sin embargo, ¿cuántas emisiones produce un eléctrico puro al fabricarse? ¿Y durante la recarga? Nadie mejor que Volvo para realizar una comparativa. El fabricante sueco cuenta, en la actualidad, con la rama genética SUV del Volvo XC40. Es decir, un mismo modelo presenta tanto versión de combustión como 100 % eléctrica.

Volvo ha realizado un estudio comparativo en la materia. Así, reconoce que, a fecha de hoy, fabricar un eléctrico puro libera en el proceso más dióxido de carbono a la atmósfera que su equivalente térmico. Pero el ciclo de vida de los vehículos compensa en un lapso breve de tiempo esa ventaja inicial de los modelos de combustión. Es más, superado un recorrido mínimo, el coche eléctrico resulta mucho menos contaminante.

Tal y como se observa en la imagen superior, a esa misma idea llega el informe ‘Comparativa ambiental entre diferentes alternativas de vehículos. Eléctrico, híbrido y combustión’ elaborado por la sociedad pública Ihobe, adscrita al Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco. En la gráfica, se recoge la comparativa del impacto en cambio climático por kilómetro recorrido de las nueve tecnologías analizadas para un vehículo de tamaño medio que recorre 15.000 km anuales por España, realizando una circulación mixta WLTP (52 % urbana, 48 % interurbana). Como conclusión general, el informe asegura que los vehículos con menor impacto medioambiental son los eléctricos puros (BEV), seguidos de los vehículos híbridos enchufables (PHEV).

Por su parte, los resultados del estudio de Volvo muestran que con el actual mix energético de la Unión Europea las emisiones del pozo a la rueda de un Volvo C40 serían inferiores que la de su familiar térmico más cercano, el Volvo XC40 a gasolina, una vez recorridos los primeros 77.000 kilómetros. La cifra baja hasta los 49.000 kilómetros en caso de que la energía del C40 Recharge fuera 100 % renovable.

¿De qué dependen las emisiones de un coche eléctrico cero emisiones?

Del aparente oxímoron se alimentan y jactan los detractores de la movilidad eléctrica. Lo cierto es que la actividad industrial y la producción energética no están desprovistas de impacto medioambiental. Elaborar un modelo eléctrico no es una excepción mágica.

Ahora bien, en la carrera por neutralizar ese impacto, la electrificación parte con ventaja y con un margen de mejora superior. ¿Por qué? Algunas tendencias comprobadas son:

  • Las renovables irán ganando cada vez más peso en la proporción del mix energético de cada región, purificando las recargas.
  • Los fabricantes pueden acelerar el proceso para cada una de las plantas de producción. Por ejemplo, la fábrica de Volvo en Skövde (Suecia), ya funciona con energía 100 % limpia. Asimismo, en la fábrica de Daquin (China) se han comprometido a funcionar con electricidad a partir de biomasa (83%) y energía eólica (17%), mientras que la planta de automóviles de la compañía en Torslanda (Suecia) tiene un impacto nulo sobre el clima.
  • No ha sido hasta hace poco que los modelos eléctricos se han integrado en los ciclos de fabricación masiva gobernados por las plataformas modulares. Una vez estos modelos de producción sean concebidos solo para eléctricos, la eficiencia de los procesos se incrementará, junto al descenso de costes y emisiones.

Otro enfoque de este asunto pasa por considerar cada uno de los elementos y componentes que conforman un vehículo eléctrico.

El puzzle del coche eléctrico: en busca de piezas menos contaminantes

Esta última es otra asignatura fundamental que reducirá las emisiones de los modelos eléctricos considerando todo su ciclo de vida. Volvo trabaja en ello aplicando la economía circular y nuevos estándares en cuestión de trazabilidad. Partiendo de esas premisas, la revolución del fabricante sueco también se centra en la actualidad de los componentes.

El motor eléctrico y sus virtudes

Como es obvio, la propulsión eléctrica no es ninguna incógnita en esta ecuación. Conviene recordar algunas de sus ventajas con respecto a las motorizaciones basadas en la combustión. Para empezar, la eficiencia eléctrica es apabullantemente superior, de más del 90 %, con respecto a un rango de entre el 25% y el 40% (siendo muy optimistas) para los motores térmicos.

Al mismo tiempo, un bloque eléctrico resulta mucho más sencillo, ligero (por supuesto, sin tener en cuenta la masa de la batería que lo alimenta, sino el motor de forma individual), compacto y con menos piezas. Esto se deriva incluso a la transmisión. Como ejemplo más visible, no presentan caja de cambios. Esto, aparte de abaratar el mantenimiento, alivia el proceso de producción.

Metales con gran impacto ambiental

Como se desprende de esta imagen del informe «Carbon footprint report: Battery Electric XC40 and the XC40 ICE«, hierro, acero y, sobre todo, aluminio responden con dificultades al compromiso por la sostenibilidad en la automoción. Su producción y tratamiento para adaptarlos a un vehículo eléctrico constituye el apartado que más dióxido de carbono libera. En concreto, según el estudio de Volvo, el 30 %. Rebasa en proporción a la fabricación de la batería, que genera el 28 % de las emisiones de la producción de un eléctrico puro.

Volvo pretende atacar directamente a este problema a través de sus programas de reciclado de materiales. En consecuencia, quiere que en 2025 el 40 % del aluminio de sus coches sea reciclado, junto al 25 % del acero.

Reciclaje de piezas y residuos

El reciclaje y la reutilización se encuentran en el centro de la estrategia de Volvo para alcanzar la neutralidad en 2040. Según apunta, las piezas refabricadas emplean un 85 % menor de materias primas y un 80 % de energía. En 2020, consiguieron llegar a refabricar hasta 39.000 tipos de piezas de sus vehículos.

La idea se extiende a todo el proceso. Lo ideal es prescindir de la mayor cantidad de materiales vírgenes y apostar por recuperar lo máximo posible de la propia actividad, residuos incluidos. La tasa de reciclaje de residuos de Volvo supera el 95 %. 

Las baterías no se pueden, se deben reciclar

La pieza esencial y de identidad de los vehículos eléctricos es su batería de iones litio. Su segunda vida todavía no plantea un reto mayúsculo, pues la revolución hacia el coche eléctrico está empezando. Sin embargo, de aquí a unos años, el plan es conocer qué ocurrirá con el gran número de baterías procedentes de los vehículos una vez termine su vida útil.

Por suerte, las baterías de los coches eléctricos pueden disfrutar de una «jubilación de oro» aplicadas en otros ámbitos. Por ejemplo, Volvo se alió recientemente con la compañía Battery Loop para fomentar su uso en los sistemas de almacenamiento energético de las instalaciones fotovoltaicas.

Además de esto, Volvo se está preocupando por su origen. Ha sido el primer fabricante en recurrir a la tecnología blockchain para rastrear con eficacia el cobalto en las baterías.

¿Se pueden reducir emisiones en la tapicería? Sí

La piel que viste el habitáculo de vehículos como el Volvo C40 también puede reducir la huella de carbono. El acabado que incluye el nuevo material Nórdico, del que ya hablamos en anteriores artículos, se encuentra elaborado mediante un compendio de elementos biológicos y reciclajes. Esto incide en una cuota de emisiones 74 % menor que sus equivalentes de piel. 

Neumáticos más sostenibles

Parte de la eficiencia que ostenta –pero también que requiere– un coche eléctrico viaja en los neumáticos. Sus cuatro nexos de unión con el firme han evolucionado para favorecer la naturaleza de la motorización y apurar eficiencia.

Esto ayuda a lograr unas cifras de autonomía superior en el Volvo XC40 Recharge Eléctrico Puro y el Volvo C40 Recharge. Además, ha supuesto una oportunidad en el campo de la sostenibilidad, de cara a dar neumáticos con un menor impacto medioambiental reduciendo emisiones en su fabricación. En este ámbito, los neumáticos también pueden aprovecharse en gran medida del reciclado de componentes.

Concept Recharge: exprimiendo aún más las posibilidades del coche eléctrico

La evolución de los neumáticos también se tiene en cuenta en las próximas generaciones de coches eléctricos. ¿Qué podemos esperar de los modelos eléctricos de dentro de unos años?

Podemos aventurarnos a realizar algunas predicciones fijándonos en prototipos como el Concept Recharge. A la vista de lo que muestra, Volvo tiene en mente que la próxima generación de eléctricos apure aún más la reducción de la huella de carbono iniciada. De esta manera, sugieren nuevas medidas, como una aplicación masiva de materiales sostenibles en el interior.

En comparación con los vehículos térmicos de 2018, el fabricante sueco cree que, cuando este prototipo se materialice en el mercado, conseguirá una reducción del 80 % en las emisiones de dióxido de carbono. El pronóstico vuelve a demostrar que el margen de mejora del vehículo eléctrico sigue siendo tan amplio como prometedor.