No sin esfuerzo, la circularidad ha comenzado a penetrar en la industria del automóvil. El modo de fabricar coches está cambiando y, en apenas unos años, los procesos de producción evolucionarán hacia nuevos modelos mucho más sostenibles. ¿Qué componentes se están ya viendo afectados?
Apostar por la sostenibilidad en la automoción posee diferentes facetas. Algunas, como la electrificación, nos afectan de forma directa y son palpables para los conductores. Y es que la experiencia al volante difiere, al tiempo que las emisiones contaminantes se reducen si ponemos fin a la combustión en los vehículos.
Ahora bien, existen otros muchos procesos, más ocultos para el consumidor, pero que también suponen un gran impacto en los logros de sostenibilidad de cualquier compañía. En las últimas décadas los hemos advertido de forma más sutil a través de una obsolescencia programada que también ha alcanzado a los vehículos.
Una hoja de ruta coherente implica ir más allá y considerar la neutralidad de emisiones desde la concepción del automóvil. Volvo, como fabricante pionero, se ha puesto manos a la obra con un plan muy claro. La línea de acción del fabricante sueco está sirviendo de referencia en una sector que tradicionalmente se ha mostrado reticente a abrazar la sostenibilidad. Los cambios que ha traído la fabricación del Volvo C40 Recharge 2022 constituyen un buen ejemplo.
¿Qué es la economía circular?
La economía circular es uno de los pilares fundamentales e imprescindibles que sustentan la sostenibilidad en la fabricación. Consiste en asumir modelos de producción y consumo capaces de mantener el valor del vehículo y sus elementos durante más años.
Desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico lo definen como un modelo que «mantenga el valor de productos, materiales y recursos en la economía durante el mayor tiempo posible, en la que se reduzcan al mínimo la generación de residuos y se aprovechen con el mayor alcance posible los que no se pueden evitar».
No se trata solo de una cuestión medioambiental, sino de calado económico e impulsado a nivel europeo. El vicepresidente ejecutivo responsable del Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans, lo ve como un requisito obvio para «alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050, preservar nuestro medio ambiente natural y reforzar nuestra competitividad económica.
Según explica Timmermans, nuestros modelos actuales son casi enteramente lineales. Solo el 12 % de los materiales y recursos secundarios vuelven a entrar en la economía. «Muchos productos se rompen con demasiada facilidad, no se pueden reutilizar, reparar ni reciclar, o están fabricados para un solo uso».
Aplicaciones prácticas de la economía circular en la automoción
Como hemos mencionado, Volvo se está convirtiendo en uno de los pioneros en la asignatura de la economía circular. Para ello, inició hace unos años la monumental tarea de variar sus procesos de producción. No es una misión sencilla, de ahí las reticencias que la gran mayoría de compañías han mostrado a lo largo de los tiempos.
Sin embargo, desde Volvo entendieron lo inevitable de esta evolución en el contexto económico actual y alcanzar la neutralidad de emisiones. Lejos de promocionarse con promesas vacías de contenido, los suecos han pasado a la acción en aspectos no tan visibles, pero cruciales.
Los últimos resultados pueden comprobarse analizando la procedencia de algunos de los componentes y materiales del actual Volvo C40 Recharge. Éste comparte segmento y plataforma de fabricación con el Volvo XC40 Recharge, pero se diferencia en que fue concebido sólo como 100% eléctrico y, en su fabricación, se aplicaron como nunca los principios de la economía circular.
Economía circular en la concepción y el diseño
Lo logrado con el Volvo C40 Recharge crece sobre un sustrato que favorece la innovación. La compañía lleva años aplicando un diseño que va más allá de dotar a sus modelos de determinada identidad. El gusto minimalista del diseño escandinavo se basa en una practicidad y funcionalidad que han facilitado la introducción del modelo circular.
En la concepción del C40 Recharge han querido trasladar la luz y la naturaleza, partes de la cultura sueca, al habitáculo del todocamino. Esa intencionalidad llega reforzada de forma práctica con la introducción de materiales sostenibles.
Refabricación de piezas y componentes
La refabricación y reutilización de piezas se encuentra en el centro de la estrategia circular que pretende sacar más partido de los procedimientos productivos. Según la experiencia de Volvo, «las piezas refabricadas emplean aproximadamente un 85 por ciento menos de materias primas y un 80 por ciento menos de energía«.
La compañía ha conseguido dar nuevas vidas a 36 grupos de componentes diferentes que incluyen 39.000 piezas. Y no se trata de detalles mínimos en la tapicería. Hablamos de elementos de los propulsores, transmisiones, turbocompresores y embragues. Esto libró a la atmósfera en 2020 de 4.000 toneladas de dióxido de carbono.
Algunas piezas, como las pinzas del freno, se prestan a refabricarse en hasta tres o cuatro ocasiones, extendiendo su vida útil hasta los 20 años. Y si introducimos la electrificación en la ecuación, Volvo también ha iniciado el camino, junto a su socio Battery Loop, de dar una segunda vida a las baterías que usan los coches eléctricos. Sus primeros esfuerzos se dirigen a reutilizarlas en proyectos de energía solar, optimizando el almacenamiento de energía eléctrica.
El impacto del acero y el aluminio
Uno de los grandes retos para conseguir el equilibrio circular en la industria de la automoción reside en el uso de materiales que forman parte del ADN del sector. La huella de carbono en la producción de acero y aluminio responde en buena medida a las emisiones de dióxido de carbono del pozo a la rueda, es decir, a lo que cuesta producir un vehículo en términos de gases de efecto invernadero.
El gráfico anterior, procedente del estudio de Volvo «Carbon footprint report: Battery Electric XC40 and the XC40 ICE» (Informe sobre huella de carbono: Batería eléctrica XC40 y XC40 ICE)», muestra que el uso del acero y aluminio tiene que ver con casi un tercio de las emisiones. Es por eso que el fabricante sueco se ha puesto como objetivo unas tasas de reciclaje del 40% para el acero y el 25% para el aluminio en 2025.
Los resultados hasta la fecha son alentadores. En 2020 Volvo recicló más de 176.000 toneladas de acero, lo que se tradujo en un ahorro de 640.000 toneladas de CO2.
Molduras y tapicerías respetuosas
Los principios de la economía circular también se aplican al interior de los habitáculos, no solo al esqueleto y la musculatura de un vehículo. Esta era una asignatura que el sector de la automoción ha venido suspendiendo. El uso de plásticos ha inundado los habitáculos.
En la misma línea, Volvo se plantea que el 25% de los plásticos utilizados sean de origen reciclado. El Volvo C40 Recharge ilustra este espíritu. Las alfombrillas y paneles están fabricados con botellas de plástico PET recicladas al 100%.
Más allá de eso, el fabricante apuesta por un cambio en los materiales. Las opciones que presenta la tapicería del SUV eléctrico van en esa dirección, buscando sustituir, no solo plásticos, sino también el cuero. La solución estrella introducida lleva el nombre de Nordico. El tejido es una combinación de corcho reciclado de la industria vitivinícola; materiales bioatribuidos procedentes de bosques sostenibles de Suecia y Finlandia; y botellas de plástico PET.
Reducción de los residuos
Como si de un aparato digestivo se tratase, el último eslabón de la cadena de la economía circular tiene que ver con qué hacer con lo que ya no sirve: los residuos. Se ha comprobado que la refabricación, reutilización y el reciclaje reduce la generación de residuos hasta niveles jamás vistos. Desde Volvo señalan que ya solo el 5% de los residuos que se obtienen al final del proceso se pueden calificar de inutilizables.
La esencia prestada de la naturaleza del Volvo XC40 Recharge responde a esta tendencia. Los modelos actuales y los que están por llegar insistirán en la misma senda productiva.
No es otra que la de tomar de la naturaleza lo estrictamente necesario al tiempo que se extiende la vida útil de los componentes, se eliminan residuos y reducen emisiones. El objetivo de Volvo se dirige a ser completamente circulares en el año 2040, en la misma fecha que pretenden alcanzar la neutralidad de emisiones.