El coche autónomo, la ciudad inteligente, los sistemas de seguridad predictiva… El presente y futuro de la conducción está repleto de grandes innovaciones, que prometen cambiar la forma de conducir tal y como la conocemos. Pero todas ellas pasan por la conectividad de nuestro coche, que hará que encaje como una pieza más del enorme engranaje que va a suponer la gestión del tráfico en los próximos años.
Este nuevo tráfico será más eficiente y sostenible, como respuesta a los retos medioambientales y logísticos que se nos plantean actualmente. Pero también será un tráfico más seguro, con menos accidentes y menos víctimas. La seguridad vial está siendo una de las grandes beneficiadas de la conectividad de nuestros coches, y los fabricantes están poniendo todo de su parte para ampliar y mejores estos servicios y sistemas conectados.
Un buen ejemplo de hasta dónde podemos llegar gracias a la conectividad actual lo encontramos en el Volvo XC90 T8 Twin Engine. El SUV híbrido de gama alta incluye gran parte de los mejores sistemas de seguridad que existen actualmente en el mercado. Y en este sentido Volvo, como pionero en materia de seguridad a lo largo de la historia, es un buen modelo a seguir a la hora de revisar las tendencias en servicios conectados de prevención de siniestros.
Nuestro coche conectado con el resto de usuarios
Hasta hace bien poco, la conectividad de un vehículo se limitaba a sistemas de navegación propios y sobre todo a las funciones de nuestro teléfono. En general, son sistemas que nos facilitan la conducción, como los navegadores de mapas o las llamadas telefónicas en “manos libres”. Pero también con la proliferación de los smartphones y la integración de sistemas como Android Auto o CarPlay, se han ampliado las opciones, como la posibilidad de escuchar mensajes de texto o la música de nuestros servicios de streaming.
Esta mayor integración con nuestro teléfono inteligente ha servido para que, en un paso más, podamos monitorizar el estado de nuestro vehículo. Así, nuestro smartphone se convierte en una valiosa herramienta de control y monitorización, con el que poder comprar el estado de ruedas, niveles de aceite, o el estado de la batería si contamos con un híbrido como el Volvo XC90. Además, al conectarse a internet y gracias a la app Volvo on Call es posible realizar ciertas acciones en nuestro vehículo sin estar cerca de él, como abrir el coche o gestionar el climatizador para que siempre tenga la temperatura perfecta.
A la vez también es posible interactuar con otros elementos que forman parte del tráfico. Así tiene lugar la comunicación entre vehículos, conocida como Car To Car (C2C) o Vehicle to Vehicle (V2V); pero también la comunicación de cada uno con las infraestructuras (carretera, semáforos, servicios de emergencia…), llamada Vehicle To Infraestructure (V2I). Esta comunicación es el instrumento para el intercambio de información entre todos ellos, sobre el estado de la carretera, los accidentes, la previsión metereológica, etc. Y será clave en los nuevos sistemas de seguridad, incluidos los de conducción semi-automática y el propio coche autónomo.
La “nube” de Volvo que conecta a nuestro coche
Volviendo al ejemplo del Volvo XC90 T8 Twin Engine, algunos sistemas y servicios que incluye son una buena muestra de lo comentado. Por ejemplo, ofrecen compatibilidad con Android Auto y Apple CarPlay, con las que podemos hacer uso de las aplicaciones de nuestro smartphone. Y de forma nativa cuenta con Sensus Navigation, un sistema de navegación cuya conectividad nos permitirá no solo tener todos los mapas actualizados, sino que también podremos enviarle rutas y destinos desde nuestro smartphone.
Por otra parte, el sistema Volvo On Call nos permite llamar al servicio de asistencia en carretera de Volvo, pero además este será alertado en caso de accidente, enviando nuestra ubicación a los servicios de emergencia.
En Volvo son conscientes de las posibilidades del vehículo conectado y sus muchas aplicaciones en el campo de la seguridad vial. Tal como afirma Klas Bendrik, vicepresidente y responsable de innovación de Volvo, están trabajando en vehículos que puedan recoger “datos sobre el estado de la calzada” y compartirlos “con otros usuarios y autoridades locales” a través de la nube. Bendrick pone el ejemplo de que “si un vehículo Volvo detecta que hay una zona de firme deslizante en la calzada, podrá avisar a otros vehículos conectados para que estén prevenidos”.
Volvo está actualmente probando en Suecia y Noruega la tecnología Road Status, con una flota de muestra de 1.000 vehículos. Incluiría una serie de servicios para vehículos conectados en base a su propia “nube”. Estos vehículos recogerán información en tiempo real que compartirán entre ellos: alarmas meteorológicas, emergencias en carretera, frenazos bruscos de otros conductores… Pero también la podrán ofrecer a autoridades e instituciones para mejorar la gestión del tráfico: coordinar semáforos y límites de seguridad o sugerir rutas alternativas cuando se forman atascos en algún punto del itinerario.
Ciberseguridad para el vehículo conectado
Recientemente ha aparecido cierta inquietud por la posibilidad de que los vehículos conectados puedan ser hackeados con fines maliciosos. Es una posibilidad que existe, ya que debido a las “puertas” de entrada y salida que se crean con estos sistemas, el vehículo podría ser más susceptible a los ataques cibernéticos. Sin embargo, aunque se pueda pensar que la “nube” es la puerta más vulnerable, el mayor peligro podría estar en los sistemas más simples. Según la consultora Upstream Security, un 47% de los ataques reportados se han dado en sistemas de mando a distancia y de apertura sin llave.
Upstream Security es, precisamente, socia de Volvo en la lucha por la seguridad cibernética. Se trata de una consultora israelí líder en ciberseguridad y especializada en sistemas de protección de vehículos conectados. La inversión de Volvo se lleva a cabo a través de Global Syndicate, consorcio de empresas centrado en la seguridad de los coches conectados; y de DRIVE, centro de innovación líder de Israel que fomenta las nuevas empresas disruptivas en el sector de la movilidad.
En todo caso, los expertos apuntan a que, si bien hay que trabajar en esta línea, no hay que crear un alarmismo injustificado. Afirman que hackear un vehículo conectado no está al alcance de todos y requiere de mucho tiempo, dinero y conocimientos. Además, a medida que se desarrollen las distintas tecnologías, se desarrollarán también los sistemas de protección, como antivirus, actualizaciones, etc. Lo que está claro es que el coche conectado ha venido para quedarse, y que de la mano de Volvo será el vehículo más seguro de la historia de la automoción.