Los sistemas Start/Stop constituyen uno de esos sutiles avances que la industria de la automoción ha introducido de forma progresiva en los vehículos. Aunque apenas afectan a la conducción, sus beneficios van más allá. Ese transitorio apagado y reinicio de la motorización supone un ahorro de combustible y de emisiones nada desdeñable.
Se han convertido, sin duda, en una de las fórmulas maestras para incrementar la eficiencia de los vehículos. Gran parte de su éxito reside en que su integración en los vehículos no afecta demasiado a su producción a gran escala.
El perfeccionamiento de su tecnología durante esta última década ha traído consigo un aumento en el número de modelos que cuentan con este sistema. En Estados Unidos, por ejemplo, según la agencia nacional de protección medioambiental (DOE), el número de vehículos ligeros y «no eléctricos» producidos con Start/Stop supera ya el 35%.
El sentido por parte de la DOE de seleccionar en su informe a los modelos térmicos es que, en el caso de los vehículos en los que la energía eléctrica contribuye a su propulsión, el Start/Stop se integra como parte de su naturaleza. El tren de tracción del Volvo XC60 lo demuestra así, gracias a la combinación de este sistema con la tecnología Mild-Hybrid; o, en su versión superior híbrida enchufable, con la motorización T8 Twin Engine.
Start/Stop, un poco de historia
El Start/Stop (también conocido a la inversa como Stop/Start) es una solución con más años de antigüedad de los que se podría imaginar. Esto es así, al menos, en cuanto a su concepción.
Durante la década de los años 30 del siglo pasado era una prestación común entre los modelos del segmento lujo de la época montar un motor/generador o Dynastart. Se trataba de un dispositivo eléctrico con ventajas como la de invertir el sentido del giro del motor sin añadir una marcha específica.
Años después, la concienciación medioambiental que surgió a partir de 1970 en ciertos puntos del globo no dejó fuera a la industria de la automoción. Fue por entonces cuando se comenzaron a comercializar los primeros sistemas Start/Stop. Aunque logran reducir algo las emisiones, su tecnología estaba lejos de ser lo que conocemos a día de hoy.
Fue a finales de la anterior década, principios de la actual, cuando los sistemas recibieron una mejora cualitativa suficiente como para pensar en incorporarlos de forma masiva a los vehículos. Volvo fue uno de los fabricantes punteros en esa asignatura gracias a la irrupción de las motorizaciones Drive-E. El Start/Stop supuso en 2011 reducir el consumo en 0,4 l/100 km y las emisiones de CO₂ en 10 g/km en motores como el D3 diésel.
Muchas ventajas y no tantos inconvenientes
Esta implementación supone una reducción de consumos emisiones de entre el 5% al 10% de forma generalizada. Los sistemas Start/Stop de esta década permitían detener el motor a una velocidad mínima prefijada y mediante el uso del pedal del freno y la apertura y cierre del embrague.
De este modo, han permitido aumentar la eficiencia y reducir la energía utilizada. Se trata de sistemas, además, con una respuesta inmediata y silenciosa y que no condicionan en absoluto la acción del conductor sobre el vehículo. La activación o desactivación del sistema es instantánea y no implica lastre alguno.
El principal inconveniente que suele achacarse a este sistema es que sus beneficios solo se nota en el tránsito urbano. Esto no es, en sí, una desventajas considerable, ya que no conlleva una penalización añadida al transitar por otro tipo de vías.
Otras circunstancias menos favorables eran las que se referían a que, con la detención del motor disminuía su temperatura y esto, en paradas extensas, implicaba una utilización mayor de energía. Estos defectos son ya parte del pasado gracia las últimas tecnologías de motorización, y más si hablamos de transmisión automática y sistemas eléctricos como los del Volvo XC60.
Así perfecciona la integración del sistema Start/Stop el Volvo XC60
La evolución hacia la electrificación ha supuesto un cambio fundamental en los sistemas de propulsión. Ya no se trata solo de ahorrar energía, sino también de recuperarla. La frenada es uno de los cruciales para lograr esta meta.
De este modo, la tecnología Mild-Hybrid semihíbrida y de frenada regenerativa se combinan con el sistema Start/Stop para elevar el nivel de eficiencia hasta cotas insólitas para modelos como el Volvo XC60. En el caso de la semihibridación, incrementa además la suavidad del sistema de parada y arranque.
Esto es así gracias a la pequeña batería de iones de litio de 48 voltios, seña de identidad de los semi-híbridos, que gestiona la energía para paliar la mayor demanda energética que se produce en momentos como la arrancada. De este modo, el Volvo XC60 reduce el consumo de combustible hasta en un 15%.
Sin embargo, los beneficios no acaban ahí. Y es que esta tecnología facilita que los portentosos vehículos del segmento SUV se desenvuelvan en ciudad como si fuera su nuevo hábitat natural: potentes, silenciosos, fluidos, ahorradores y respetuosos con el medio ambiente.
El Start/Stop se ha convertido en un elemento básico para la autonomía eléctrica
Como es lógico, el sistema Start/Stop alcanza un aprovechamiento sin precedentes integrado en una motorización híbrida enchufable como la de la versión superior del Volvo XC60 T8 Twin Engine. De hecho, la dimensión que cobra esta tecnología para este tipo de modelos varía en parte.
Si hablamos de la motorización T8 Twin Engine, esta monta una batería de iones de litio de 10,7 kWh de capacidad energética. La cifra se traslada en carretera a una autonomía 100% eléctrica de 46 kilómetros bajo el nuevo ciclo de homologación WLTP. Aunque en un híbrido enchufable la autonomía nunca será un problema, el sistema Start/Stop trabajando en equipo con la frenada regenerativa consiguen estirar aún más los recorridos eléctricos en ciudad.
Ambos sistemas preservan y acumulan la energía eléctrica, que se recicla al acelerar. Así se recupera un 70% aproximadamente de la energía que antes de perdía en forma de calor. Integrado en el Volvo XC60, el sistema Start/Stop pasa de ser una opción que mejora la eficiencia a un componente básico e imprescindible de las motorizaciones actuales más avanzadas.