Cuando se habla de vehículos eléctricos, una de las grandes ventajas que se señalan es su bajo coste de mantenimiento y reparaciones. Efectivamente, la sencillez del sistema de propulsión eléctrica hace que este resulte más fiable y menos susceptible a las averías. Una de las claves está en el menor número de piezas, aproximadamente un 60 % menos de las 30.000 que suele tener un vehículo térmico. Para ilustrarlo, vamos a tomar el ejemplo del nuevo Volvo XC40 Recharge Eléctrico Puro, un eléctrico de nueva generación que nos ofrece el mejor ejemplo de pocas exigencias de mantenimiento.
Diseccionando el coche eléctrico
Cuando nos tratan de explicar el funcionamiento de un coche eléctrico, nos ponen el ejemplo de cualquier electrodoméstico y dispositivo que tenemos en casa. Aunque la comparación es aceptable, salvando las distancias, de lo que se trata en el vehículo eléctrico es de transformar la energía eléctrica en energía mecánica, para hacer mover los ejes de las ruedas. Esto se consigue gracias a las fuerzas magnéticas producidas con la corriente eléctrica.
La “magia” tiene lugar en el motor eléctrico, donde encontramos un elemento estático o estátor y, en su interior, un elemento giratorio o rotor. Haciendo pasar corriente alterna por el estátor, se crean fuerzas magnéticas rotatorias que hacen girar al rotor por el principio básico del magnetismo: polos idénticos se repelen, polos opuestos se atraen. Es ese rotor en movimiento el que hace girar las ruedas a través del sistema de transmisión.
A grandes rasgos, el funcionamiento es este, aunque el sistema de propulsión de un coche eléctrico se compone de más elementos necesarios que podemos resumir de la siguiente manera:
- Cargador de a bordo y toma de corriente: para tomar la energía eléctrica del punto de carga. También hace de convertidor entre corriente alterna (si cargamos de un punto doméstico) a corriente continua (la que utiliza la batería para almacenar).
- Batería de tracción: es la que almacena la energía eléctrica utilizada posteriormente para hacer funcionar el motor eléctrico. Puede ser de diferentes tipos y tener diferentes capacidades, en el caso del Volvo XC40 Recharge Eléctrico Puro encontramos un pack de baterías de ión litio de 69 o 78 kWh.
- Sistema regulador: es el encargado de llevar la corriente eléctrica de la batería al motor eléctrico y viceversa (si se realiza frenada regenerativa). Trabaja en conjunto con elementos como el inversor, transformador y rectificador, encargados de transformar el tipo y voltaje de la corriente, esto es, C/C y 200 V aproximadamente en la batería y C/A y 600 V en el motor.
- Motor eléctrico: funciona tal y como lo hemos explicado más arriba, aunque también a la inversa, como generador de energía, cuando se realiza la frenada regenerativa. Cabe decir que el Volvo XC40 Recharge eléctrico cuenta habitualmente con dos motores, uno en cada tren motriz, de 150 kW cada uno, lo que le proporciona su gran potencia de 408 CV; pero ahora podemos encontrar una versión más contenida con un único motor y 231 CV.
- Transmisión: hace las funciones de caja de cambios (generalmente a una sola marcha) y es la que transmite y distribuye la fuerza del motor a los palieres y las ruedas.
- Unidad Central o controlador: es el sistema electrónico que hace funcionar todos los elementos del sistema de propulsión, y en general todos los sistemas del coche.
Elementos que cambian o desaparecen en un coche eléctrico
En cualquier caso, si obviamos la forma de propulsión, un coche eléctrico y uno de combustión son muy similares y funcionan de una forma muy parecida. Por ello, encontraremos muchos elementos que ya conocíamos de los vehículos convencionales. Eso sí, pueden ser muy diferentes o tener un mantenimiento muy distinto:
- Sistema de frenos: es de los aspectos que más cambian, aunque el sistema como tal es prácticamente idéntico en un coche eléctrico que en uno de combustión. La gran diferencia se halla en su mantenimiento, ya que gracias a la frenada regenerativa, haremos mucho menos uso de ellos.
- Palanca de cambios: como ya hemos visto, los coches eléctricos no cuentan con caja de cambios (salvo alguna rara excepción), por lo que la palanca se ha transformado en un selector de modos mucho más sencillo de usar. Más aún en el caso del Volvo XC40 Recharge Eléctrico Puro, que prescinde también de la posición B que sí encontramos en los híbridos de Volvo.
- Sistema de refrigeración: será más sofisticado que en un vehículo térmico, pues debe proteger la batería de las bajas temperaturas. Se recomienda la sustitución del líquido refrigerante como en un coche ordinario (a los 180.000 km). No obstante, al no haber filtraciones de aceite y lubricantes propios del motor de combustión, el mantenimiento puede ser menor.
- Toma del depósito de combustible: en un coche eléctrico no tenemos toma de combustible, pero sí toma de corriente. Muchos fabricantes optan por posiciones alternativas, por ejemplo, junto al tren delantero, en la parte trasera o incluso escondido en el emblema del coche. Otros, como Volvo, prefieren mantener su posición junto al tren trasero, el lugar que por costumbre nos resulta más cómodo y natural.
- Pedales: al carecer de embrague, no contaremos obviamente con un pedal para esta función. El pedal del freno se mantiene, aunque como hemos visto se usa menos gracias a la retención de la frenada regenerativa. Además, el Volvo XC40 Recharge eléctrico cuenta con el modo One Pedal Driving, que permite prescindir del pedal de freno casi al cien por cien.
- Maletero: dependiendo de la situación de las baterías, la capacidad de almacenamiento de un coche eléctrico se verá mermada en mayor o menor medida. Si nos fijamos en el Volvo XC40 Recharge Eléctrico Puro, la colocación de las celdas bajo el habitáculo hace que la capacidad apenas se resienta, ofreciendo hasta 414 litros. Además, como el motor eléctrico es considerablemente más pequeño que uno de combustión ordinario, se ha habilitado un espacio extra bajo el capó delantero de 31 litros adicionales.
Así con todo, aunque vemos que con un coche eléctrico nos tendremos que familiarizar con nuevos conceptos, habrá otros más conflictivos de los que ya nos podemos ir olvidando:
- Filtro de aire
- Filtro de combustible
- Sistema de escape
- Aceite
- Bujías
- Correa de transmisión
- Correa de distribución y bomba de agua
- Correa auxiliar o de accesorios
- Caja de cambios
- Embrague
Hasta un 50 % de ahorro en mantenimiento con el coche eléctrico
Según un estudio de la organización norteamericana Consumers Union (en base a la experiencia de miles de propietarios de eléctricos), el ahorro en mantenimiento de un vehículo eléctrico puede llegar al 50 % con respecto a uno térmico. De sus cálculos se desprende que un vehículo térmico supone un coste de 0,06 dólares por milla, mientras que el de uno eléctrico se reduce a 0,03 dólares.
Esta diferencia, a lo largo de la vida útil del coche (unas 200.000 millas o 320.000 kilómetros según el estudio, aunque con Volvo podría ser mucho mayor) puede suponer un ahorro total de 6.000 dólares (unos 5.000 euros). Por supuesto, existen algunos elementos propios del coche eléctrico que también podrían averiarse.
Un motor eléctrico puede ser más costoso de sustituir (el estudio estima que entre 5.000 y 7.500 euros al cambio) que uno de combustión (unos 4.600 euros), pero su fiabilidad es mayor y generalmente pasará toda la vida útil del coche sin averías.
El otro elemento clave son las baterías, que deben durar un mínimo de 8 o 10 años antes de ser sustituidas (unos 4.500 euros). Como gran ventaja, las baterías no se averían “de golpe”, sino que su degradación se produce de forma paulatina, y en todo caso fabricantes como Volvo extienden su garantía para los packs de sus vehículos eléctricos (incluido el XC40 Recharge Eléctrico Puro) a los 8 años o 160.000 kilómetros.
Menor mantenimiento de los coches eléctricos de nueva generación
La publicación de Consumers Union advierte de una cuestión: su estudio está basado en la experiencia de propietarios de automóviles eléctricos de primera generación. Sin embargo, estos vehículos poco o nada tienen que ver con uno de última generación como el Volvo XC40 Recharge Eléctrico Puro. La organización apunta a que los costes podrían ser mucho menores en los modelos que actualmente hay en el mercado.
Precisamente, el análisis del estudio revela que el mantenimiento y las reparaciones son mayores en aquellos vehículos con más kilometraje, es decir, de modelos eléctricos más antiguos. Y señala que las estadísticas deben mejorar a medida que se recojan más datos de propietarios con modelos más nuevos.
Un claro ejemplo es la batería, cuya degradación se produce principalmente por los ciclos de descarga y carga. Si actualmente contamos con baterías de mayor capacidad, los ciclos serán menos para cubrir la misma cantidad de kilómetros. Un eléctrico de primera generación como los recogidos en el estudio solía contar con baterías en torno a 20 kWh, lo que le proporcionaba una autonomía de no más de 50 km. Por contra, el Volvo XC40 Recharge cuenta con un paquete de 78 kWh, con lo que logra una autonomía homologada de 418 km (400 km en la versión con 69 kWh).
A la postre, la degradación es más lenta en los vehículos con baterías de mayor capacidad de almacenamiento eléctrico.
Pero no es solo una cuestión de mayores números, como en el caso de la batería, sino también de un mayor desarrollo de la tecnología. Por un lado, porque a medida que los fabricantes han ido solucionando los problemas con los que se encontraban con la tecnología, la han hecho más fiable. Por otro, porque el precio de los componentes es cada vez menor, lo que repercute en un menor coste de las reparaciones y sustituciones.
Todo esto, unido a los sistemas de autodiagnóstico cada vez más habituales en los automóviles, hará que las visitas al taller sean cada vez menos frecuentes en el futuro.