Los coches eléctricos están cambiando la concepción de la movilidad en muchos aspectos. Algunos son más que evidentes y se perciben con sorpresa la primera vez que nos ponemos al volante. Otros, sin embargo, resultan más sutiles y tienen bastante que ver con el modo en que se fabrican los coches. Los sistemas de tracción modernos constituyen un buen ejemplo de esto último.
Los coches eléctricos, en especial en el segmento SUV premium, incorporan con cada vez más asiduidad sistemas de tracción en más de un eje. Esto les aporta una conducción diferente, más dinámica. Modelos como los Volvo C40 Recharge o el Volvo XC40 Recharge en sus variantes Twin nos lo muestran. Estas versiones superiores montan dos motores, uno por eje, consiguiendo una experiencia de conducción eléctrica aún más aguerrida en carretera.
Sin embargo, no es lo único que destacar en este asunto. La nueva relación entre tracción y propulsión eléctrica ya depara un nuevo concepto de conducción premium y alguna que otra sorpresa para la movilidad. Pero antes de descubrirlo, vamos a remontarnos unos años para comprender como se merece la actual tendencia.
Una herencia SUV
Hace no tanto, unas décadas, la tracción aplicada a dos ejes nos hacía visualizar un camino o una gran nevada. Gran parte de la revalorización de la tracción como prestación atractiva hoy se la debemos al éxito de los vehículos SUV (Sport Utility Vehicle) en las dos últimas décadas. En 2021, y según cifras de la Agencia Internacional de la Energía (IAE), alcanzaron una cuota de mercado en el mundo del 46%.
La tendencia sigue al alza y ya se puede decir que es oficial: uno de cada dos vehículos que se venden a nivel global responden a las dimensiones y las características SUV, de todocamino o crossover.
Entender las tendencias con la tracción pasa por remontarnos unos años, allá por el año 2000, cuando los SUV no llegaban al 4% de la cuota global de mercado. Su éxito comenzó cuando los fabricantes sofisticaron y adaptaron los todoterrenos a los usos propios del asfalto. La tracción a las cuatro ruedas ha sido una de las características que, generación tras generación, muchos SUV han ido transmitiendo a sus herederos y legatarios.
Así pues, el ideal de conducción SUV ha mantenido diferentes sistemas de tracción total. Llegados a la presente década, hay incluso modelos que se promocionan con una evidente vocación urbana y disponibles con este tipo de motorizaciones. Hay quienes ven esto como algo anómalo. Sin embargo, puede que no lo sea tanto, gracias a la sustitución de los motores de combustión por motores eléctricos.
¿Cómo es la tracción a las cuatro ruedas en un coche eléctrico?
El principal motivo (pero no el único) reside en las características específicas de los motores eléctricos. Estos son más fáciles de integrar de forma dual, uno por eje. La parte mecánica entre el propulsor y los ejes se reduce y simplifica. Cada motor eléctrico se dedica por entero a uno.
Diríamos que es algo novedoso si no fuera porque ya algunos de los primeros y primitivos modelos eléctricos de principios del siglo XX contaban con varios motores. Los hubo que incorporaban un motor por rueda, algo que, salvando las distancias y esencia, se ha llegado a imitar pasados más de 100 años. De hecho, a lo largo de la historia de la automoción se han visto coches con tracción total y que no eran todoterrenos, en un intento de incrementar las garantías de seguridad en carreteras o territorios de tránsito complejo. Parte de las intenciones actuales de Volvo se mueven en esa dirección.
En el caso del Volvo C40, la propulsión se reparte en su última versión de la siguiente forma:
- En el eje delantero encontramos un motor que entrega 159 CV (117 kW) con un par máximo de 250 Nm.
- El trasero, por su parte, recibe la energía eléctrica de un segundo motor capaz de otorgarnos 249 CV (183 kW) y 420 Nm de par motor.
De este modo, esta versión Twin cuenta con unas cifras de potencia y par combinados que alcanzan los 408 CV (300 kW) y 660 Nm. Se trata de un despliegue de energía enorme, más propio de un modelo deportivo. Así lo atestiguan los 4,7 segundos que tarda en alcanzar los 100 km/h (y eso que estamos hablando de un SUV de 2.185 kilogramos de masa).
Entre ejes anda el juego
Con todo, sería algo forzado encajar al C40 Recharge como un modelo deportivo. Es cierto que posee músculo para desarrollar este tipo de conducción, pero Volvo ha concedido al crossover un rol diferente, más centrado en un empuje portentoso, pero cómodo y, sobre todo, seguro. Y decimos esto porque buena parte de esta identidad se la otorga la elaborada y precisa configuración con su tracción integral a las cuatro ruedas.
Para empezar, porque la mayúscula cifra de potencia y par se distribuye entre los dos ejes. Aquí es donde entra en juego la gestión electrónica. El propio vehículo se encarga de dilucidar cómo y cuándo repartir la energía entre ejes. Ha supuesto el desarrollo de un software integrado con muchas implicaciones en la conducción. Se comprueba al pisar el pedal del acelerador. Salvo que lo pisemos a fondo, el modelo contiene un gran ímpetu eléctrico.
Esto no quiere decir que se pierda la instantaneidad en la arrancada. Sin embargo, la gestión de la tracción le procura una respuesta más acorde con su fisonomía y espíritu SUV premium. En otro modelo y, sobre todo, con un sistema de tracción en un único eje, esa potencia se antojaría desmedida y provocaría inseguridad. La reacción en el Volvo C40 es la opuesta. De paso, aunque los sistemas de tracción integral elevan la cifra de consumo, la gestión electrónica lo compensa al buscar en todo momento la eficiencia en la entrega de energía.
Además, el cerebro electrónico del vehículo 100% eléctrico de Volvo presenta un modo «fuera de carretera». Este personaliza la tracción en tramos fuera del asfalto, con activación del sistema de descenso automático de pendientes. Intensifica en cierta medida la sensación de retención propia de los vehículos con motor eléctrico. Este modo se inactiva en el caso de sobrepasar los 40 km/h.
Su relación con la dirección y la suspensión
Muy relacionados con la tracción a las cuatro ruedas se encuentran los sistemas de dirección y suspensión. Siguiendo con el ejemplo del Volvo C40, complementan la respuesta de la tracción integral de forma precisa. Como se ha dicho, no se encamina tanto a ofrecer una experiencia deportiva, sino de confort premium. De este modo, se ha trabajado para que la dirección sea más precisa y suave, que directa. Igualmente, presenta un modo que permite endurecer ligeramente el giro.
También acorde con la tracción encontramos una suspensión sólida y firme. Ambos sistemas están diseñados para evitar que, de nuevo, la gran potencia y par descontrolen un vehículo cuya base que se distancia en 17,5 centímetros del suelo, evitando que la seguridad o el confort se vean comprometidos.
Por último, el vehículo presenta una opción («one pedal») que ofrece una mayor regeneración. Es útil en ciudad y en tramos descendentes o en camino. Al activarlo, no solo recuperamos más energías, sino que obtenemos una mayor control a través de un flujo energético más contenido que se coordina con los momentos en que volvemos a exigirle fuerza a los dos motores.
Hacia la tracción trasera
Aunque la configuración energética del Volvo C40 resulta novedosa y pionera, todo parece indicar que será un camino que transite la industria en los próximos años. Volvo, por su compromiso medioambiental, se ha adelantado a concebir y dar este nuevo sentido a la tracción a las cuatro ruedas en relación con la propulsión eléctrica. De esta manera, desarrolla una vertiente ventajosa que el coche eléctrico explotará, y no es lo único.
Y es que el fabricante va a re-introducir el concepto de tracción trasera y va a comenzar, precisamente, con los dos modelos mencionados de la serie Recharge, el Volvo XC40 y el Volvo C40. Las motorizaciones eléctricas modernas y la gestión electrónica de la misma permiten vencer los obstáculos que tenían los coches de combustión de antaño con tracción trasera.
Además, la nueva configuración de los vehículos va a permitir a Volvo incrementar su autonomía eléctrica en hasta 60 kilómetros. Así, parece que en los próximos años continuaremos hablando de tracción y de su relación con los coches eléctricos para perfeccionar la experiencia al volante.