Conducir puede parecer una actividad sencilla. La confianza que necesitamos para ponernos al volante se la debemos a las diferentes tareas que nuestro cerebro realiza en la penumbra de nuestra consciencia. Pero se trata de una labor que implica varias funciones cognitivas, que se encargan no solo de que el vehículo alcance su destino, sino también de que lo haga de forma segura. Por fortuna, actuales tecnologías de asistencia a la conducción, como las desarrolladas por Volvo, ayudan más que nunca a que nuestro cerebro conduzca más descansado y mejor.
Muchos recordarán aquella primera vez que se pusieron al volante de un vehículo. El agobio del novato que tiene que introducir la marcha con la mano derecha, al mismo tiempo que se pisa el pedal del embrague. Manteniendo la vista en la carretera, y las manos en el volante sin perder la dirección y la atención en el tráfico.
Esos primeros recuerdos sirven para subrayar que en la conducción, por muy interiorizada que esté, intervienen muchas tareas mentales. Es algo reñido con la propia naturaleza de la materia gris. En ese sentido, los investigadores llevan décadas demostrando que la multitarea no es la asignatura predilecta del cerebro, todo lo contrario.
La lista de tareas del cerebro al conducir
Esa habilidad, imprescindible para conducir, se denomina atención dividida. Es decir, la capacidad para poder satisfacer varios estímulos o tareas a la vez. Las acciones que realizamos al conducir contrastan con las que realiza el propio cerebro a varios niveles: sensorial, motor, cognitivo y emocional. De hecho, en el cerebro se reparten estas funciones en cuatro áreas distintas.
Mientras que los lóbulos occipitales y temporales procesan la información visual y acústica procedente de vista y oído, el lóbulo parietal actúa gestionando y graduando nuestras acciones. Esta área realiza el cálculo, por ejemplo, de cuánta presión se ha de ejercer en la frenada para detener el vehículo a una distancia determinada. A la vez, el lóbulo frontal es el asistente mental que se encarga de medir la percepción del riesgo y actuar en caso de alerta.
De este modo, en la conducción influyen de forma determinante la percepción, la velocidad y el modo de procesar la información y la capacidad de concentración. Pero es que, además, otros factores de naturaleza psicológica también son cruciales. Hablamos del tipo de personalidad, el estado de ánimo y las emociones, el estrés o el grado de asunción del riesgo.
Errare humanum est, sed perseverare diabolicum
Teniendo en cuenta las tareas involucradas en la conducción, añadir alguna carga más por nuestra parte (como puede ser consultar el teléfono móvil) puede resultar fatal. Es lo que se conoce como distracción, un modo en el que comprometemos nuestra concentración y seguridad hasta unos niveles que, por desgracia, se tienden a infravalorar en muchos casos.
Las distracciones forman parte del factor humano en la conducción. Las investigaciones avalan que los errores humanos son la causa de la gran mayoría de los accidentes de tráfico. Un estudio de Volvo Trucks realizado en 2013 atribuía, por ejemplo, la responsabilidad del 90% de accidentes de vehículos pesados a fallos de los conductores.
Fabricantes como Volvo llevan décadas investigando en este ámbito. Así lo demuestra el equipo de investigación de accidentes del Volvo Cars Safety Center, encargado de recopilar los pormenores de todo accidente que sufre un modelo del fabricante sueco en su país natal desde 1970. Sin embargo, van más allá a la hora de analizar la accidentalidad para implementar sus diseños y aplicar las últimas tecnologías de seguridad. Volvo adopta en el área de la seguridad una labor global en la que se profundiza en los aspectos biomecánicos y del comportamiento humano.
La gran guerra tecnológica contra las distracciones
Volvo cuida que cada detalle del vehículo esté optimizado pensando en la seguridad. Esto lo descubrimos en la propia esencia de cada modelo: en el diseño de las líneas y de elementos fundamentales como los asientos; o en sus sistemas de infoentretenimiento, desarrollados para evitar toda distracción al volante. El aporte tecnológico que se logra contribuye, además, a respaldar la confianza de los conductores en su conducción.
La culminación de ese trabajo por la seguridad se encuentran en una serie de tecnologías de asistencia de última generación en las que Volvo es pionero y que abren el camino hacia la conducción semi-autónoma. Se trata de una seguridad inteligente que incluye funciones para mejorar el estado de alerta del conductor. De este modo, los modelos de Volvo informan al conductor sobre los límites de velocidad e incluso se comunican directamente con otros vehículos cuando hay un peligro próximo.
El sistema City Safety se vale de la tecnología de radares y cámaras para detectar la presencia de otros vehículos, ciclistas, peatones y animales de gran tamaño en la trayectoria del vehículo. Es capaz de medir el riesgo de colisión inminente de modo que, en caso de no reaccionar a tiempo, se pueda accionar la frenada para evitar o mitigar el impacto.
Liberación cognitiva en favor de la seguridad
Se trata de complementar las funciones cognitivas propiamente humanas con las virtudes de la inteligencia de los sistemas de asistencia. En el área del procesamiento de la información y de la capacidad de respuesta ante un posible accidente, las facultades superiores de la inteligencia artificial nos pueden ayudar y mucho.
Este concepto lo encontramos en tecnologías como la de Pilot Assist. Consiste en una asistencia colaborativa, inteligente y direccionable que no despoja al conductor del control del vehículo en ningún momento. El sistema permite mantener la velocidad, la distancia de seguridad o una posición precisa en el carril. Optimiza el rendimiento de la frenada de emergencia o de la dirección. De esta manera, reduce la carga de nuestro cerebro en situaciones de conducción más monótonas que ponen a prueba nuestra capacidad de concentración.
Volvo ha desarrollado, además, innovaciones tan avanzadas como la función de atenuación de salidas de la calzada. Esta tecnología detecta las situaciones en las que el vehículo está al borde de salirse de la vía de forma involuntaria al circular entre 65 y 200 km/h. De ser necesario, interviene en la dirección y en los frenos para evitarlo. El sistema está presente de serie en algunos modelos como el Volvo S60.
Seguridad, pero también confort
Las tecnologías que alivian la carga mental cuando conducimos también incluyen un innegable componente de comodidad. El asistente de aparcamiento de Volvo que encontramos en modelos como el Volvo V60 da buen ejemplo de ello. Sin duda, estacionar en ciertas situaciones es una de esas tareas que desafían nuestras habilidades cognitivas.
Para librarnos de este quebradero de cabeza el sistema de Volvo se vale de sensores que miden el tamaño de los espacios paralelos o perpendiculares mientras te mueve entre ellos y determina si el vehículo encaja en el hueco donde se pretende aparcar. La pantalla del mismo va indicando las dos únicas acciones que quedan bajo nuestra competencia, que son meter las marchas y frenar.
Ese trabajo en común entre la mente artificial de nuestro vehículo y nuestro cerebro tiene un objetivo final que no es otro que reducir a cero el número de fallecidos en las carreteras. Entender la relación entre cerebro y vehículo constituye una pieza fundamental de la labor de Volvo como compañía pionera en el ámbito de la seguridad vial.
Imágenes | Volvo e iStock/Natali_Mis