No somos pocos los conductores que establecemos una relación muy especial con nuestros automóviles. Les dotamos de personalidad, les cogemos cierto cariño y nos duele desprendernos de ellos cuando llega el momento de cambiar de vehículo. No en vano, en nuestros coches vivimos algunos de los momentos más felices, sino importantes, de nuestra vida.
Esta “relación sentimental” entre conductor y automóvil podría estrecharse más aún con la introducción de la Inteligencia Artificial en los nuevos sistemas de automoción. No nos referimos a mantener apasionadas conversaciones como KITT y Michael Knight, sino a lograr niveles de asistencia a la conducción tan avanzados como para convertirse en verdaderos copilotos inteligentes. Casi “ángeles guardianes” que velen por nuestra seguridad.
Para conocer el alcance de este paradigma, vamos a tomar el ejemplo del nuevo Volvo EX90, posiblemente el automóvil más seguro del mundo. El fabricante sueco fue el primero en entender que la tranquilidad y el bienestar de los ocupantes es el verdadero lujo en automoción, más allá de cifras y prestaciones. Su gran experiencia en seguridad vial y su enorme conocimiento sobre los accidentes de tráfico, han servido para desarrollar y entrenar la IA a bordo de sus vehículos hasta límites nunca conocidos hasta ahora.
La seguridad proactiva y la inteligencia predictiva
Ya hemos visto en anteriores ocasiones el paso de los sistemas de seguridad pasiva (aquellos diseñados para minimizar el daño en los siniestros viales) a los de seguridad activa (los diseñados para evitar los siniestros en sí mismos). Volvo ha querido ir más allá de ellos explorando un nuevo ámbito de actuación de estos sistemas, más predictivo y anticipativo, que algunos denominan ya “seguridad proactiva”. Esto es, anticiparse a cualquier posible riesgo para evitarlo antes de que pueda ocurrir.
La clave está, efectivamente, en el uso de la Inteligencia Artificial, pero sobre todo en cómo desarrollarla para alcanzar esos niveles de proactividad. Volvo podría conformarse con entrenarla con la ingente base de datos sobre siniestralidad vial que recopila desde los años 70. Pero ha querido ir más lejos con la creación de “mundos virtuales” (a través de la técnica de Dispersión Gaussiana) en los que llevar al límite la IA con los casos de accidentes de tráfico más extremos e improbables, que nunca han llegado a tener lugar en el mundo real.
Todo este proceso ha sido llevado a cabo por Volvo en conjunto con Zenseact, su filial de software, utilizando sistemas de IA de NVIDIA. El propio Volvo EX90 lleva incorporado NVIDIA Drive (la tecnología SoC para automóviles de la compañía norteamericana), para procesar toda la información captada por sus sistemas de seguridad. El vehículo cuenta con un extenso conjunto de cámaras, radares y sensores (denominado “Safe Space”) que trabajan al unísono para vigilar todo lo que ocurre en la carretera (incluido el LiDAR de última generación).
Gracias a la interpretación que la Inteligencia Artificial a bordo hace de la información captada por el Safe Space y procesada por NVIDIA Drive (a una velocidad de 250 billones de operaciones por segundo), el vehículo es capaz de identificar obstáculos y prever trayectorias y comportamientos. Esto es, el Volvo EX90 puede predecir potenciales accidentes antes de que se produzca el riesgo del mismo, alcanzando ese nivel de seguridad proactiva que mencionamos.
El automóvil que “entiende” el estado de ánimo del conductor
Pero cuando hablábamos de que la Inteligencia Artificial iba a suponer nuevas formas de relación entre nosotros y nuestro coche, nos referíamos también a la hora de ejercer esa seguridad proactiva sobre el conductor. Ya sabemos que, según las diferentes instituciones viales, el factor humano está presente en 70-90% de los accidentes, siendo las distracciones, la fatiga o el consumo de alcohol los principales causantes.
Mientras llega el automóvil autónomo (cuyo objetivo es precisamente reducir la incidencia del factor humano), algunos fabricantes han desarrollado sistemas user-centric (centrados en el conductor) más o menos sofisticados, tratando de evitar esos casos de distracciones, fatiga o somnolencia. En este campo, Volvo sorprendió en la presentación del EX90 -allá por 2022- asegurando que el nuevo SUV sería capaz de “entender” y predecir el estado del ánimo del conductor y evitar así esos riesgos antes incluso de que se produjeran.
Ahora que tenemos el Volvo EX90 entre manos, podemos entender cómo el vehículo es capaz de lograrlo. El proceso es similar al que hemos visto anteriormente, pero extrapolado al interior del habitáculo y más concretamente a la figura del conductor. A través de cámaras interiores enfocadas en el rostro, y de sensores capacitivos contenidos en el volante, el vehículo capta de forma constante una serie de parámetros biométricos (velocidad del parpadeo, firmeza agarrando el volante, dirección de la mirada…).
¿Qué papel juega la Inteligencia Artificial en todo esto? Nuevamente, el sistema NVIDIA Drive recoge toda la información de los sensores interiores y los analiza en tiempo real, buscando determinados patrones en los parámetros biométricos que puedan ser interpretados como síntomas de estos riesgos: una mirada que se aparta demasiado de la carretera, la cabeza demasiado caída, una mano que se suelta del volante… Si se da alguno de estos casos, el Volvo EX90 activa un protocolo para llamar la atención del conductor, y que en última instancia puede llegar a detener la marcha si no encuentra respuesta.
Interfaz contextual y el lenguaje natural en la comunicación con el vehículo
Y hablando de distracciones, precisamente varios estudios advierten que manipular el sistema de info-entretenimiento aumenta un 33% el riesgo de accidente. Un problema que ha ido creciendo con el auge de las pantallas, cada vez más grandes, pero también con la mayor digitalización de las distintas funciones del automóvil. Con todo, las HMI (interfaces humano-máquina) de los sistemas de infoentretenimiento se han vuelto más complejos y difíciles de usar por parte del conductor, especialmente durante la marcha.
Ante este problema creciente, Volvo ha querido simplificar al máximo el sistema de info-entretenimiento del EX90, con una interfaz inteligente y adaptativa que solo nos muestra lo imprescindible en cada momento (por ejemplo, la velocidad durante la marcha, la cámara 360º al aparcar o las opciones de carga cuando el coche está enchufado). Además del sistema NVIDIA Drive, el Volvo EX90 utiliza para ello la plataforma Snapdragon Cockpit de Qualcomm, el motor gráfico 3D Unreal 5 y el sistema operativo de Google integrado, que hace aún más intuitivo el uso de aplicaciones.
Un sistema de infoentretenimiento que, con el uso de Machine Learning, será capaz de aprender nuestros patrones de uso y adaptarse a nuestras preferencias. Así, el Volvo EX90 supone una revolución en la forma que tenemos de relacionarnos con nuestro vehículo, pues al fin y al cabo el HMI de un coche es el medio por el que nos comunicamos e interactuamos con los sistemas a bordo.
Una comunicación vehículo-conductor que, además, va camino de alcanzar un nuevo estadio con el uso de la Inteligencia Artificial. En el Volvo EX90 ya somos capaces de controlar con la voz (a través del Google Assistant) sistemas como el navegador, la climatización o la música. Pero con la capacidad de Procesamiento de Lenguaje Natural de la Inteligencia Artificial (que en el Volvo EX90 llegará con la incorporación de Gemini) la comunicación con nuestro vehículo será cada vez más sencilla, intuitiva y humana. Un hito que marcará un antes y un después en la forma en la que conducimos. Al final, quizás sí tengamos apasionadas conversaciones con nuestro coche.