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Cuando hablamos del coche autónomo, siempre lo situamos en el futuro. Sin embargo, ese concepto tiene muchos años de historia detrás. Para comprobarlo, basta con hacer una pequeña prueba. Pregúntale a algún conductor que se haya sacado el carné de conducir en los años 60 o 70 qué opina de los vehículos actuales. Su respuesta será, casi con toda seguridad, que “los coches de hoy se conducen solos”.

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Sí, es algo exagerado, pero en el fondo tendrá razón: el nivel de autonomía de los automóviles actuales es muy elevado. Si echamos la vista atrás, nos daremos cuenta de la cantidad de cosas que hoy hace nuestro coche por nosotros.

Delegar en el coche

Todo esto comenzó por el deseo de aumentar la seguridad al volante. El paradigma que se siguió fue delegar en el coche ciertas responsabilidades en esta materia. Un concepto tan básico como el sistema de frenada ABS, que ya tiene 40 años, es un buen ejemplo de ese afán por eliminar el factor humano de los accidentes.

Gracias al ABS, es el coche el que se encarga de evitar que los frenos se bloqueen ante una frenada brusca. En los modelos antiguos, el conductor tenía que pisar el freno repetidamente para conseguirlo.

La mayoría de ejemplos se basan en una combinación de sensores y software que permiten al vehículo detectar situaciones de riesgo y responder ante ellas o, simplemente, aumentar su seguridad. Los sistemas de control de la estabilidad, de suspensión activa o de iluminación inteligente son algunos de los que se han ido incorporando.

El avance de la electrónica en los vehículos ha traído consigo otros dispositivos más complejos, que han evolucionado a sistemas capaces incluso de corregir errores al volante. Algo que se puede observar ya en vehículos como el Nuevo Volvo S60.

Lo que el ojo no ve

Salir con el coche marcha atrás y que se aproxime un ciclista. Circular por una calle y que cruce por sorpresa un peatón despistado. Hay muchas situaciones cotidianas que suponen un serio riesgo al volante. Tanto si nos despistamos como si no somos capaces de percibir a tiempo el peligro, las consecuencias pueden ser muy graves.

Para este tipo de situaciones existen dispositivos como City Safety, de serie en el Volvo S60, que mediante el uso de radar y cámaras, detecta otros vehículos, ciclistas, peatones y animales grandes en la trayectoria del vehículo. No importa si es de día o de noche. El sistema avisa al conductor si percibe que se puede producir una colisión. Si este no reacciona a tiempo, el coche puede llegar a frenarse.

Otro posible error que puede resultar fatal es un despiste durante un viaje. El aburrimiento de una carretera monótona o el cansancio pueden hacernos perder la concentración y resultar en una salida de la vía. Por eso, el Nuevo Volvo S60 incluye de serie una función de seguridad que detecta si el vehículo está a punto de salirse de la calzada de manera involuntaria. Si es así, utiliza la dirección y los frenos del coche para corregir su trayectoria.

Estos avances no dejan de ser las prácticas de conducir que deben hacer los vehículos para sacarse el carné de 100% autónomos. Igual que en su día lo fue el ABS para el desarrollo de los sistemas actuales. Antes de lograr esa autonomía total, deben demostrar que son seguros. Y esta es una meta que está más cerca de lo que parece.

A un paso de la producción

Precisamente ha sido el desarrollo de múltiples sistemas de seguridad el que ha permitido preparar el primer coche totalmente autónomo listo para su producción. Volvo y Uber llevan colaborando desde 2016 en este objetivo.

El resultado ha sido un Volvo XC90 con un equipamiento de asistencia y seguridad que sirve como base para instalar el sistema de conducción autónoma de Uber. ¿Por qué esta colaboración? Para que, en el futuro, se puedan incorporar miles de estos vehículos 100% autónomos a la flota de Uber. Un paso imprescindible para desarrollar un servicio de movilidad compartida autónoma.

¿Y cómo asegura este Volvo XC90 que no va a fallar a la hora de proteger a sus ocupantes y otros usuarios de la vía? Lo hace con sistemas redundantes (dirección, frenos y sistema eléctrico) en sus funciones principales. Esto significa que, si fallan los dispositivos primarios, los secundarios serán capaces de detener el vehículo sin comprometer la seguridad de nadie. Además, el coche emplea un importante número de sensores y cámaras para captar lo que ocurre a su alrededor.

El desarrollo de este vehículo servirá también a Volvo como base para introducir la movilidad autónoma en su próxima generación de vehículos. Estos coches, que estarán listos a principios de la próxima década, serán capaces de conducir por sí solos y sin supervisión en entornos designados como autovías o circunvalaciones.

Los camiones también quieren ser autónomos

El transporte por carretera es un mercado muy interesado en el desarrollo de la conducción autónoma. Sobre todo, por el aumento en la eficiencia y la seguridad que puede suponer este concepto. No hay más que pensar en vehículos de carga que calculan perfectamente la velocidad a la que deben circular en cada momento para ahorrar al máximo.

Volvo trabaja ya con Nvidia en el desarrollo de una plataforma de inteligencia artificial para camiones autónomos. Para ello, se empleará la plataforma ‘end-to-end’ de Nvidia, que permite el entrenamiento, la simulación y la computación en los vehículos. Todo esto servirá para desarrollar la conducción autónoma en carreteras y autopistas de manera segura.

Un software de la firma tecnológica facilita el procesamiento sensorial, la percepción, la localización de mapas y la planificación de rutas. Sus aplicaciones van desde el transporte de carga hasta el de viajeros o la minería.

¿Y cómo serán los camiones totalmente autónomos? Volvo los imagina como vehículos con un coche de aspecto deportivo que tira de ellos. De hecho, ensayará próximamente con este tipo de camiones de su proyecto Vera, dentro de una prueba piloto para el transporte de mercancías en Goteburgo (Suecia). Vera está orientado a transportar grandes cargas en distancias cortas y con gran precisión.

Los vehículos 100% autónomos son una realidad que ya casi se puede tocar con las manos. Mientras nos preparamos para ellos, ya podemos disfrutar de un elevado nivel de autonomía en modelos como el Nuevo Volvo S60. Ese día en el que el asiento del conductor estará ocupado por una persona leyendo el periódico está a la vuelta de la esquina.